RESIDENCIAS DE MAYORES, UNA OPORTUNIDAD DE CAMBIO AL MODELO ACTUAL DE NEGOCIO

 

 

Primero expresar nuestro reconocimiento a las trabajadoras y trabajadores del sector de dependencia a lo largo de esta pandemia, mayoritariamente mujeres, que han puesto por delante el cuidado a nuestros mayores con su trabajo diario, poniendo en algunas ocasiones en riesgo su propia salud y la de su familia, trabajadoras, muchas de ellas vocacionales, que están sufriendo altas cargas de trabajo, sanciones, presiones, despidos, incumplimiento de sus derechos laborales, trato inadecuado…

Nuestra solidaridad y reconocimiento a estas profesiones tan necesarias, enriquecedoras y tan poco reconocidas, como son las de gerocultoras, trabajadoras familiares, limpiadoras y el resto de trabajadoras/es de residencias, servicios ayuda a domicilio y otros servicios de la red de dependencia

Esta pandemia está rompiendo esquemas y ha puesto a prueba nuestro sistema de servicios sociales; ha sacado a la luz las debilidades del sector de dependencia, especialmente en las residencias. Todo esto nos tiene que servir para valorar y analizar la problemática que lleva arrastrando este sector desde hace años y que UGT viene denunciando de forma insistente.

Uno de los objetivos de la ley de dependencia era que todos los mayores recibieran los cuidados y la atención necesaria, promoviendo al mismo tiempo la generación de empleo.  Actualmente, se ha convertido en un sector altamente feminizado de empleo precario, marcado por importantes deficiencias en personal, bajos sueldos y carencia de las inspecciones públicas necesarias.

Cometeríamos de nuevo un grave error si no aprovechamos esta última crisis para abordar seriamente la problemática de las residencias, que tiene una relación directa con la situación de sus trabajadoras y trabajadores.

La cobertura con el personal necesario, en todos los turnos, es clave para que haya una asistencia de calidad en el sistema residencial y esto no está ocurriendo en la mayoría de centros. Contamos con un Decreto de ratios de personal desfasado y que no tiene en cuenta los diferentes niveles de dependencia de los usuarios en las residentes, y que finalmente sirve de cobertura a las empresas en su negativa para aumentar los ratios de personal, siendo incluso utilizado como amenaza para bajarlos en las que están mejor dotadas.

Las trabajadoras están agotadas, sobrecargadas física, mental y emocionalmente, hasta el límite de tener que medicarse para ir a trabajar y con unos índices de bajas médicas muy elevados.

Prevalece el interés económico frente a la prestación de los servicios a los mayores y a las condiciones laborales de las trabajadoras; un negocio solvente donde han aterrizado grandes empresas, multinacionales y grupos de inversión que bloquean la negociación de un nuevo convenio colectivo, imprescindible para mejorar las condiciones laborales, manteniendo unos costes empresariales muy bajos a costa de precarizar las condiciones laborales de las trabajadoras y recortas gastos en material.

UGT ha denunciado que mientras se aumentan las concertaciones públicas de camas a las empresas, lo que supone una importante inyección de dinero para este sector, los trabajadores ven congelados sus sueldos durante años. No se puede ligar la aportación de dinero público a la precariedad y a la rebaja en derechos y  condiciones laborales.

Faltan inspecciones “sorpresa”, aumentar los controles, garantizar el suministro de EPIs suficientes siempre. Dos gerocultoras no pueden atender más de 100 residentes por la noche, no se puede vestir, dar de comer, atender personas mayores con dificultades de movimiento con tiempos insuficientes y no poder atender mejor emocional y humanamente a los residentes pasa una factura psicológica a las trabajadoras. La administración debe controlar que esto no suceda y tristemente, esto es la realidad en algunos centros.

Debemos actuar ya. Estamos a tiempo de mejorar como se están haciendo las cosas, para ello necesitamos cambiar, girar el modelo actual basado en la cuenta de resultados de las empresas, por un modelo basado en las personas, tanto en las personas mayores como en las trabajadoras. Dignificar el cuidado a nuestros mayores pasa por dignificar las condiciones laborales de las trabajadoras y trabajadores del sector de la dependencia.

 

UGT proponemos:

  • Modificación y adecuación del actual decreto ratios de personal, adaptándolos a los diferentes niveles de dependencia.
  • Aumento de las plantillas y salarios dignos.
  • PCRs periódicas, EPIs necesarios y adecuados, formación específica.
  • Aumentar los controles, inspecciones y seguimiento a las empresas.
  • Evaluar la calidad de los servicios prestado en los centros y actuar con planes específicos para la mejora en general de los centros.
  • Voluntad y compromiso político para la mejora del sector y las condiciones laborales de las trabajadoras y trabajadores.

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