El 28 de abril se ha ido consolidando estos últimos años como un hito preferente en la agenda sindical. Se conmemora el día de la seguridad y salud en el trabajo a nivel internacional, nada menos. En un mundo en el que la humanidad se enfrenta a retos de relevancia global, con cambios que se imponen arrasando cualquier expectativa, en el que las reglas del juego pierden su sentido a cada día que pasa, podría parecer que la aspiración a unos puestos de trabajo seguros y saludables se difumina en el limbo de las buenas intenciones.
El replanteamiento del modelo productivo, como eje sobre el que ha de pivotar la reconstrucción económica y social de nuestro país, en el caso de Balears será algo imperativo, por su dependencia del sector turístico, por su estacionalidad y por tantos factores harto analizados y debatidos que condicionan su economía y que hoy, más que nunca, amenazan con hacerla insostenible.
Las nuevas maneras a que dará lugar el cambio de paradigma económico, junto con los retos previos a la alerta sanitaria, como la “deshumanización” de los puestos de trabajo, en manos de una revolución tecnológica que invade todas las áreas en una progresión inapelable, nos obligarán a reinventar la forma de trabajar.
Algo no estaremos haciendo bien cuando los equipos de protección, que estos días hubieran salvaguardado la salud de los profesionales que trabajan por la del resto, no han llegado, se han perdido por el camino, o, sencillamente, ni siquiera cumplían los requisitos. Las instituciones han tenido que negociar con terceros sin rostro, cuyo único compromiso ha sido la satisfacción de su interés en un momento de dramática demanda, fuera del alcance de los mecanismos de control europeos.
Aunque se celebre en otras fechas, hoy también hay que hablar del clima. Resulta paradójico que el medio ambiente esté siendo noticia estos días no tanto por la amenaza de la supervivencia de la vida en la Tierra, sino por estar conociendo una suerte de tregua, de respiro. Definitivamente, algo no está funcionando como toca.
“¿No será acaso que esta vida moderna está teniendo más de moderna que de vida?
Mafalda
